La sorpresiva irrupción de un perro en la calzada provoca su atropello por parte de una motocicleta, cuyo conductor pierde el control y termina chocando contra un vehículo estacionado provocando daños en el mismo.
La propietaria del vehículo estacionado presenta una demanda contra el propietario del perro solicitando una indemnización por los daños causados en su vehículo.
La Audiencia Provincial de Madrid, en su Sentencia de 28 de junio de 2012, declara que existe la relación de causalidad entre la inicial irrupción en la calzada del perro y los daños sufridos por el vehículo de la demandante, que se encontraba estacionado en las inmediaciones, y ello pese a la intervención de otro vehículo, en concreto una motocicleta, pues de la prueba practicada, en modo alguno se ha acreditado comportamiento imprudente o negligente por parte del motociclista que permita romper referida relación de causalidad, no existiendo la más mínima base fáctica para dar por probado que el motorista circulara desatento o a velocidad excesiva.