La interpretación de los contratos

La verdadera voluntad o intención de las partes contratantes se impone sobre los términos o palabras literales del contrato.

El Tribunal Supremo nos vuelve a recordar en su Sentencia de fecha 18 de mayo de 2012 que si las palabras, términos o expresiones de un contrato son claros, haya que respetar la literalidad del contrato.

Ahora bien, si esas palabras o expresiones no son claras, hay que indagar la verdadera voluntad o intención de las partes, que es la que se acaba imponiendo sobre las palabras literales del contrato.

 

 

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